sábado, 3 de agosto de 2013

Tormenta.

La lluvia azota la ciudad.
Comenzó hace horas y parece que no está dispuesta a detenerse. Genera miles de charcos que yacen en el asfalto adornados por las ondas que provocan las diminutas gotas al caer y unirse a sus predecesoras en estas masas de agua que crecen cada minuto un poco más.
No se ve a nadie en las calles pues el frío y la lluvia terminaron por amedrentar a los más valientes y viejos piratas cuyas historias relatadas en las tabernas y hostales inspiran hoy en día a los niños que por la tarde  bajan a la plaza a jugar. Con sus espadas de madera imaginan ser fieros corsarios y nobles caballeros que deben salvar de amenazantes dragones a princesas en apuros las cuales, a su vez, no están tan en apuros ni temen tanto a los dragones. Estos últimos tampoco se reúnen hoy a jugar, todos están protegidos en sus casas donde sus madres les cuidan envolviéndolos en gruesas mantas de lana y sirviéndolos humeantes tazas de chocolate caliente.
El viento silva en su fría carrera por todos los rincones del lugar haciendo bailar las ramas de los árboles al son de una silenciosa melodía que sólo algunos viajeros, procedentes de aquellos lugares que acunan entre sus murallas las más fantásticas leyendas, conocen. También los carteles que anuncian posadas y establecimientos que todos conocen reaccionan, chirriando colgados de barras de hierro mal engrasadas.
Sólo el agua, el frío y el viento gobiernan hoy la vieja ciudad, nadie se atreve a intentar controlarlos para que funcionen a su favor. La naturaleza juega libre entre los muros de piedra sin nada que le diga lo que debe o no debe hacer.
Pero este pueblo no tiene miedo, no temen esta circunstancia pues el mismo temporal que les mantiene en sus hogares y riega sus calles les tranquiliza y les da felicidad. En familia sienten cómo el viento canta su canción y las gotas de lluvia golpean los cristales de sus ventanas sabiendo que, sin ninguna duda, esta noche ese mismo sonido será el que les ayudará a quedarse dormidos.
Como la paz que se ve segura.
Como la más bella canción de cuna.

1 comentario:

  1. Jaja. Los días de lluvia son muy inspiradores. El verla caer a través de la ventana te hace volar la imaginación.

    ResponderEliminar